
Así es, el día 25 próximo pasado, viajé a Madrid para presentar y firmar, si a ello había oportunidad, «u séase», si conseguíamos vender alguno.
Una vez más que latente la capacidad de convocatoria de mis hijas quienes haciendo saber a sus amistades del evento a realizar, respondieron como solo las amistades de verdad saben hacerlo. A todos ellos mi más sincero reconocimiento por colaborar por una causa. Había en el salón que habilitó la dirección de ASPADIR, más de setenta personas. Con un comportamiento ejemplar, digno de los mejores eventos asistieron
cual si estuvieran viendo y escuchando al mejor de los oradores y escritores. Siento decir lo que voy a expresar, pro en justicia tengo que hacerlo. No lo había visto hasta ahora.
¡Guardando cola un montón de personas a la espera de que yo le firmara mis libros!. Ni en los momentos de los sueños más profundos de mi existencia lo hubiera soñado.
Se vendieron más de medio centenar de libros. Es cierto que la causa lo merecía y esa, con seguridad, que era la razón que motivaba más a los compradores, sin embargo tengo que reconocer y desdse de aquí, también les doy las gracias más sinceras, que bastantes, la mayoría de los que los adquirieron, me hacían comentarios elogiosos de ya habían adquirido anteriormente. ¿Presunción? Seguramente, pero si a los sesenta y cuatro más dieciocho no la tengo, ¿Para cuándo lo dejo?, Por todo ello muchísimas gracias.
No puedo cerrar mi escrito sin dar las más sinceras gracias a la Presidenta de ASPADIR, María José, al bicepresidente Marwam, padre del simpatiquísimo Omar, a María de los Ángeles, miembro de la directiva. Y como nobleza obliga, eché de menos a otros miembros de la Asociación, padres, madres, abuelos, protagonistas como la encantadora Yaiza, alma y razón inicial que propició este maravilloso encuentro. Pero la vida es así
Realizó el Caminante un alto en su caminar, pero su corazón galopó a velocidades incontroladas, en la imaginación no hay radares sancionadores y en su galopar repetía con insistencia machacona «Volveré, volveré, volveré …..» y si es posible pondré otro granito de arena para intentar que la vida de aquellas personas que la Naturaleza hace que se presenten algo diferentes a los demás, que sus vidas, digo, tengan un poquito de mejor calidad. Gracias Yaiza, Gracias Omar (no me mandaron tu fotografía para adjuntarla, si me la mandan aún la pondré) gracias, repito por conseguir que a partir de ahora intente ser un poquito mejor persona.

Mientrasesperaba su paso pude contemplar algo que me retrotrajo a los años de mi infancia. Lo tenía casi olvidado, pero mi amigo Manolo, me lo recordó hoy .
Otro momento del día lo dediqué a una breve pero que se convirtió en una muy agradable visita a una de las aldeas más bella y menos poblada del Municipio de Beariz: Ricovanca. No llega a la decena las personas que la pueblan, pero aquí sí tiene vigencia aquello de que lo importante no es la cantidad sino la calidad
Y si el pueblo, arquitectónicamente es una joya, sus gentes superan todo lo pensable
Como colofón de mis palabras y no me importa que ellas no merezcan el crédito requerido, me remito exclusivamente a lo que diga la imagen que se adjunta
Gracias entrañable Rosa por honrar el Blog de este humilde emborronador de folios. El agradecimiento, te ruego lo hagas extensible a tu encantadora familia.
En el Credo Cristiano el Jueves Santo es el día del Amor. Siendo yo una persona afortunada que cada día recibo un regalo de la vida, el mejor es ella misma que se me da en cada amanecer, siempre añade algún más que llena mis más, si cabe, mis aspiraciones. Hoy, la vida me hizo un regalo muy especial: la llegada a nuestro querido Beariz de ocho encantadoras personas, oriundas de las, hasta hoy borrascosas, Islas Azores. Digo hasta hoy, porque estas ocho personas son portadoras de una gran humanidad envuelta en una cordialidad admirable que regalan a raudales envuelta en un sonreir contagioso que anima a quererlos un poco más. Vienen ellos haciendo el Camino de Santiago desde la hermana ciudad portuguesa de Braga, A pesar de su esfuerzo, están haciendo una media de treinta kilómetros diarios, por una ruta muy exigente, en el decir de ellos y de otros que llegaron anteriormente, a pesar de ello, digo, no dejan de contar sus experiencias con una alegría contagiosa y admirable.
El personal del Bar Centro de Beariz, con la dinámica y siempre eléctrica Ana a la cabeza, les sirvieron un ágape, merecidamente ganado después de alcanzar nuestro pueblo, superando para ello, las exigentes pendientes que hay entre Pazos do Arenteiro y Beariz. Hace falta mucha fuerza física y espiritual, para enfrentarse al Camino cuando éste se empina y hay que coronarlo sí o sí, digo física y espiritual, porque sin esta última no tendría sentido hacer el Camino. No cabe duda que la riqueza paisajística que lo conforma. Las gentes que por las aldeas te hacen sabedor de sus vivencias. La viario pinta y singular arquitectura de los pueblos por los que atraviesas, tienen encantos para hacerlos meritorios de ser conocidos , pero al fin es el espíritu el que imprime carácter al esfuerzo que la ruta de demanda, cuando el cuerpo se rinde.

Cuando el corazón juega a ser niño, una gama infinita de colores brilla ante los ojos. Hoy el destino, mi destino siempre es generoso conmigo, a pesar de …. Dejemos eso, digo, que mi destino es siempre generoso conmigo y hoy su generosidad me hizo un regalo maravilloso: Me condujo, sin que nadie me lo dijera a GOLFIÑOS. ¿Qué es Golfiños, pues Golfiños es. ni más ni menos que la Casa Niño de Beariz.
Este centro, atendido por una excelente profesional, nacida para la enseñanza, desde donde ésta debe comenzar, en los primeros balbuceos de las personas, de nombre, sencillamente Beatriz. Como digo, Beatriz nació prepara la mente y el corazón humano para cosechas de futuro. Lo mismo que hace el labrador cuidando sus tierras y sembrando en ellas para luego recoger los frutos merecidos
No voy hacer un panegírico de las bondades de este Centro, aunque lo tiene bien merecido, pero sí debo decir que este es una de las sendas por donde se debe caminar, si queremos que el rural no se muera. La Xunta de Galicia y el Concello de Beariz han dado un paso hacia aldelante y lo que les pido es que caminen en esa dirección. Es la acertada
Hoy me sentí renacer un poco y me sentí un poco más cerca de la máxima evangélica: «El que no fuere como un niño no entrará en el Reino de los cielos». No quiero dejar morir mi parte de niño
FELIZ CUMPLE AÑO GOLFIÑOS
Por supuesto dentro del máximo espeto. Tan cierto como que uno se puede divertir respetando. No tienes más que observar en tu derredor y te das cuenta lo divertidas que somos las personas, sin saberlo ni siquiera enterarnos. Aclaro que la casi totalidad de las personas que componemos el grupo del que quiero hablar andamos por encima de los setenta años. Mayor número los que se aplican el casi, que los que no se lo aplican. Por supuesto, que yo me encuentro entre los primeros. La mayoría van emparejados, con sus esposas, sus maridos o sencillamente su pareja circunstancial. Se nota a la legua quién es quién en cada caso.
Hay varios pasajes en el Evangelio que siempre me invitaron a reflexionar: La parábola del Hijo pródigo, donde el Padre manifiesta un amor infinito perdonando al hijo descarriado, ante el asombro y la incomprensión del hijo mayor, modelo de fidelidad a lo establecido por el jefe de la casa. El pago, por parte del dueño de la Viña, al vendimiador que llegó tarde y cobró igual que aquel que llevaba desde el amanecer, cortando racimos de uvas, y la pregunta de Pedro cuando, entrando con el Maestro en el patio del Templo, encontraron al borde la piscina, un grupo de ciegos y tullidos. Cuando el Apóstol Pescador los vio, dejándose llevar de aquella espontaneidad que le caracterizaba, le preguntó a Jesús, quién era el responsable de que aquellas personas padecieran lo que él consideraba, ciertas carencias, si eran ellos o sus padres. La pregunta concreta fue así: ¿Quién pecó Señor, ellos o sus padres. Jesús dio la callada por respuesta. Hace unos años, bastantes, estando mi hija Beatriz en la Universidad Central de Caracas, estudiando una carrera que trataba sobre estos temas, me pidió un pequeño apoyo relacionado con las personas de cuidados especiales. Mientras su mamá ponía la mesa, yo me senté en mi lugar de costumbre y escribí este pequeño poema que transcribo a continuación:


Yaiza, vaya para tí, para todos tus compañeros de la asociación y para tus padres, en esta noche primaveral, mi cántico de agradecimiento a la vida por haberte conocido, y lo escribo en el lienzo de la bóveda celeste, tomando como pluma la estrella más rutilante del firmamento.