El caminante aprendiendo lecciones de prudencia

Ejemplo de honestidad

Es encomiable la lección que recibes de personas cuyo “statu quo” es de una relevancia tal, que en nuestra España de mis entretelas, sería aprovechado para disfrutar de las mas suculentas prebendas y sin embargo optan por el camino de la honestidad.

En mis últimos viajes por el Amazonas, he recibido multitud de lecciones de todas clases. Algunas de ellas ya intenté transmitirlas en mis relatos anteriores. Tal vez la mas dificil de explicar, sea mi incapacidad para transpolar las sensaciones que experimentas cuando te sumerges en ese mundo de agua y selva e intentas sacarlo para que los demás gocen de lo que tu ves y vives. Es tan grandioso que las palabras se quedan pequeñas para narrarlo y hacerlo sentir.

Pero hay otra parte de ese macro universo Amazónico que tiene mucha mas relevancia, y son sus habitantes. Es increible, desde afuera, entender la grandeza de sus gentes, tanto las que viven dentro del ecosistema de bosques, ríos y meandros, como las que habitan en sus entornos, un poco mas afuera. Ya narré la respuesta que me dió una dama joven, de Marasha, en la ribera de Colombia, cuando le pregunté, cuál era su edad y ella respondió de inmediato, sin que en sus palabras hubiera intencionalidad malsana “¿De cuántos me necesitas, mi amor ?” En su respuesta estaban todos los contenidos, a mi, si se quiere, indiscreta pregunta. Si necesitas una mamá, tengo setenta, ochenta…. Si necesitas una niña, puedo mostrarme como de ocho, nueve……Si necesitas una compañera imagínate que tengo veinte, treinta…..o, los que a ti te parezca mejor.

Ya en la zona de Colombia, y después de convivir con ellos bastantes días y reconocer su hospitalidad y honradez les invité a que de alguna manera tenían que hacer un ejercicio de responsabilidad e impedir que unos cuantos energúmenos creen un ambiente tan desfavorable para los colombianos, con sus comportamientos por Europa, y, en especial en España. Tampoco fueron prolijos en la respuesta, aunque en su brevedad, iba todo el contenido de sus convicciones “Le devolvemos, aun sin quererlo, parte de lo que ustedes nos mandaron cuando la Colonización”

Pero donde mi admiración alcanzó cotas elevadísimas fue en una de las muchas conversaciones que mantuve con un personaje joven , treinta y dos años, de mente muy clara e ilusiones hasta donde la mente humana pueda alcanzar. Es, actualmente Secretario de Minas de un Departamento de Colombia, con rango equivalente a viceministro, con despacho directo, tanto con el Gobernador de Antioquia, como con el Ministro del ramo. Cuando ya nuestra conversación, se desenvolvía a nivel de amistad, me dijo un día, después de preguntarle si se presentaba en las próximas elecciones. No, no me presento, quiero trabajar varios años en mi profesión ( es un buen abogado) para conseguir una solvencia económica y cuando gane dinero, volver a la política, con fuerzas renovadas para poder hacer realidad una serie de proyectos que llevo acariciando ya , algunos años.

No pude evitar que mi mente abandonara aquel paraiso y cruzara los oceanos hasta cualquier punto en el que se halle un político de mi país, donde la mayoría, lo único que busca es un hueco en la Administración para intentar hacerse rico con las prebendas que pueda procurar. Es cierto que no todos son así, pero los pocos malos ejemplos que conocemos, se extienden como las malas hierbas, llenándolo todo.

Caminar es creer en mi

El caminante tiene necesidad de hacer honor a su nombre

Hace muchos años, a mi me parece que fue ayer, me decía Don Silvino Real Martinez, mi primer Maestro serio, que para creer había que ser decidido y tener confianza en los demás. Era, ir a una tienda y pedir al tendero, que algunas veces ni conocías, un bote de melocotones. El te lo daba y tu confiabas que, en aquel bote, iban, eso, melocotones. Caminar es, un poco o un mucho, eso mismo,es un acto de fe, cada vez que intentas dar un paso, no sabes lo que puede acontecer pero tu lo haces y sin darte cuenta te vas sorprendiendo continuamente mientras caminas. De ahi que sea tan ilusionante la función de Caminar, es un continuo descubrir lo que halla uno a su paso y descubrirse a sí mismo. A ese placer de contemplación hay que añadir el otro, del constante desafío de quedarse en la comodidad o seguir en la pesquisa de lo siguiente, de lo que hay un poco mas allá.Yo nací con el ansia de tener un primer pensamiento de tirarme hacia delante y, casi, al instante poner remedio a la caida, adelantando la otra pierna para evitarlo.

La vida es un acontecer generoso. Está siempre presta a brindarte algo nuevo, algo que regale tus sentidos, lo que ocurre que nosotros, no siempre estamos en condiciones idoneas para recibir, como debiéramos, esas dádivas, por lo que la sorpresa no cumple el objetivo que quisiéramos que cumpliere. Pero también esos momentos encierran su encanto y, sobre todo, entrañan una dósis de enseñanza que, bien aplicada, nos sirve de expreiencia para futuras situaciones.

Cada paso que da el caminante, le brinda una nueva perspectiva de lo que había antes de hacerlo. Todo se parece y nada es igual. Casi siempre tenemos la idea del inmovilismo, pero no es así. Cuando movemos la otra pierna para evitar la caida, ya hemos cambiado lo inmediato y el horizonte. Y lo que había detrás de nosotros, también está totalmente cambiado. Hasta nosotros mismos, en nuestro interior, es diferente. La percepción de las cosas, es distinta y nuestro filtro receptor ha sufrido también una mutación, en la línea que el nuevo momento lo marca. De ahí que sea tan gratificante el caminar, porque une al hecho de evitar la caida, regalar los sentidos con todo lo nuevo que hallas, con solo hacerlo. Desde que supe que, una vez que deje este mundo, voy estar billones de años luz inactivo, no soporto, mientras mis fuerzas me acompañen, la idea de estar quieto. Y ya no me refiero solo al movimiento de las piernas, a las que uso solo como un símil comparativo, sino a la mente. Para varias cosas, muy importantes, la vida me ha dado un icono y cuando algo se me atraviesa y reniego de la situación, inmediatamente aparece mi referente, que no es otro que, el nunca suficientemente bien reconocido, Director de nuestra bien querida Encomienda Mayor de Castilla. Nuestro Director es un milagro continuo haciendo lo que hace. Habrá quien diga “Gracias a la familia y personas que le apoyan” Cierto, pero eso mismo es parte del milagro de andar. Yo, ya lo digo mas arriba, a veces me pararía, pero recordando al modelo que tengo, me aborrecería a mi mismo si lo hiciere. Eso es caminar, hacer el milagro de moverte en busca de otro lugar, físico o mental, pero hacerlo.

El Caminante sigue su andadura en busca de su identidad y como ser pensante, va orientándose por los hitos que pusieron los que antes han pasado y con la mente puesta en quien, con su singular ejemplo, le sirve de Norte y estímulo. Larga vida a Encomienda y a su creador. Los que vamos poniendo mojoncitos, hagámoslo de forma que los que atrás vengan, no se pierdan en las encrucijadas que hallarán a su paso.

Estremera y sus gentes

El caminante recordando vivencias de antaño.

Han pasado los años, muchos años. Como hoy, hace muchos años, mi hermano mayor me subió al tren en Pontevedra. Nunca lo había hecho hasta ese día. Me recomendó a unos soldados que también viajaban, según ellos, para Madrid, me deseó buen viaje, un abrazo y no recuerdo mas. Aquello sí era viajar. Al día siguiente, cubierto de carbonilla y con los ojos como platos, arribamos a la Capital.

Vi a mi padre en el andén y no esperé a salir por la puerta. Salté por la ventanilla, ignorando mi pequeña maleta de cartón piedra y otro paquete que me encomendaron entregara a mi progenitor. Comí a mi padre a besos y a buscar un taxi que nos llevara a la Calle Drumen.Mi padre le preguntó cuánto nos iba a costar. No se fiaba de los taxistas. Después de una ardua discusión acordaron el precio desde Príncipe Pio en once pesetas. Por la tarde el coche de Ruiz nos trasladó a Estremera. A mí me parecía muy largo el viaje. Cuando llegamos a los Pozuelos me dijo que faltaba poco. Ya él había alquilado una casita que solo tenía una habitación y un hogar para cocinar y producir calor para no aterirnos de frío. La tal vivienda pertenecía a Tino, un señor muy simpático que, me parece recordar, era barbero.

Esos fueron los principios de mi arribo a Castilla y el inicio de mis andanzas por el planeta tierra. No tardé mucho en ganarme el cariño de aquellas gentes que vivían en la misma calle. Recuerdo a todos con mucho placer. El Tío Pericón, un hombre de bien que al igual que sus hijos me trataron como si hubiera nacido en su propia casa. El Tio Nazario y su encantadora familia. Varios hijos varones y creo que solo una hija, bellísima. Creo recordar que se llamaba, y Dios quiera que se siga llamando Angelines. El Tio Inocencio, el de la tienda. Siempre amable. Muy serio pero en todo momento servicial- Don Ventura. Aquel hombre tan serio que no sonreía ni que le hicieran cosquillas, con su pasado un tanto oscuro. El y su esposa que siempre estaba enclaustrada. Y un poco mas retirado de mi “casita” el Tío Julián de la posada y la Señora Elvira, su hacendosa esposa. Grandes cocineros ambos. Bastante valen los tan cacareados Master Chefs que pululan por doquier, a su lado. Elvirita, su pispireta niña. Julio Montejano, el primer melón que me comí en mi vida me lo regaló él. Grande y tan sabroso que aún hoy al recordarlo se me hace la boca agua. El tío Vitorino, amigo del número uno de la tauromaquia, cuyas fotografías empapelaban las paredes de la taberna y, según decían, hasta de la habitación, Luis Miguel Dominguín. Gracias a él, al Tio Vitorino, Estremera tuvo el privilegio de ver torear en su agalerada plaza de toros, a Luis Miguel Dominguín y a su hermano Pepe, ¡¡Ay del osado que se atreviera decir que Luis Miguel no era el mejor de todos los tiempos!! Siguiendo con mis recuerdos, tengo uno muy entrañable para otro de los hombres que en el discurrir de los tiempos tuve siempre como icono, referente en tantas cosas que, aun hoy, traerlo a mi mente, me produce placer. El no es otro que Don Manuel Martínez Aedo, El Poeta. Con su paso, siempre ágil, como si danzara, haciendo jugar su bastón, su inseparable koquer negro, silbando, sabe Dios qué melodía, partecía componer poemas cada vez que iba hacia los Pozuelos o La Madrá. Y así tantos y tantos personajes que sería interminable relatar. Don Teófilo, el bonachón y paternal Cura que tanto hizo porque se comenzaran las obras del Canal de Estremera. El Tío Manzano, el mejor carnicero que vieron los tiempos, matando las ovejas viejas de su hermano el Tío Toribio, haciendo que supiera la carne como si fuera de cordera.

Don Santiago Gómez Espita, padre de un montón de hijos, todos guapos. Los mencionados y muchos mas que no cabrían en la revista, hicieron que mis primeros tiempos en Castilla, en Estremera, sin el amor cercano de mi madre, fueran uns tiempos muy felices. Sobre todo en un momento de trasplante tan dificil. Coincidía, precisamente en la época que se construyen los cimientos que han de regir después el devenir de las personas. Al igual que sucede con los árboles cuando se cambian de sitio. Si el terreno es malo y no se cuida en sus inicios, sale torcido o se muere.

En otra oportunidad, que pido a Dios me sea dada, seguiré citando personajes que Estremera engendró, para placer de los que les conocimos. Hoy quiero terminar con dos, cada uno, por razones muy diferentes, marcaron mi existencia.

No sería yo honesto, si en este recuerdo a las personas con las que de una u otra manera compartí momentos muy bellos, no tuviera uno muy especial para un hombre que, según mi humilde parecer, tuvo un comportamiento ejemplar, comprometiendo su propia persona en beneficio de los demás. Me refiero al Sr. Camacho, Antonio Camacho, alias “Marria”

Y yo conocí los hechos que enaltecen la persona de Antonio Camacho, antes de conocerlo a él. Años después, sin darle demasiada importancia y sin resabios de ninguna clase, el mismo Antonio me los corroboraba, en nuestras muchas charlas en los amaneceres en los riscos de Manroyo o cuando el sol se iba para los pagos gallegos, en los guijarrales del Maquilón. Camacho fué nombrado por votación popular, alcalde de Estremera, en plena Guerra Civil. En un momento que grupos de los mas diversos pareceres pululaban por doquier. De Carabaña, de Brea, de Fuentidueña , En fin de los pueblos más próximos y no tan cercanos, venían gentes con muy malas intenciones. Todos los días aparecian por las cunetas algún cadáver a quien por la noche le habían dado “el paseo” Se suponía y más de cuatro sabían, que las monjas del convento de Estremera estaba escondidas en una cámara de algunas casas. Intentaron por todos los medios localizarlas para darles “el paseo”. Y no solo a ellas, sino a otras muchas personas que intentaban “despachar” Antonio Camacho, defendió, él que era un republicano convencido y “ateo” (En su cartera llevaba siempre una Estampa del Santo Cristo de Limpias, a quien, según él mismo me confesó, rezaba todas las noches para que protegiera a su Gregoria, madre de una numerosa prole) con peligro de su propia integridad, la vida de muchos, que de no ser por él, hubieran sido víctimas de los desalmados, ávidos de sangre .Don Antonio Camacho, prometió y cumplió, que, mientras él fuera Alcalde de Estremera, allí no habría ningún asesinato. Y así fué, y ahora sí, cuando llegaba a ese punto, se sentía orgulloso del deber cumplido y que en Estremera, al contrario que en la mayoría de los pueblos del entorno, no se diera el” paseo” a ninguna persona. Con su voz ajedrezada, me relataba las violentas discusiones en reuniones nocturnas, que sostuvo con otros alcaldes para mantenerse firme en su decisión. Y lo consiguió. Siempre lo he pensado y sigo haciéndolo, que Estremera, no fué del todo justa con tan significada persona.

Y ahora sí, ya remato. Entre escribir estas líneas y visitar la cafetería para tomarme alguna botellita de agua o una manzanilla , estamos llegando a la Estación de Chamartín. ¡¡¡¡Qué diferencia!!!! En mi primer viaje veinticuatro horas y ahora, “na y menos”. Pero no puedo rematar sin tener un recuerdo especialísimo para una mujer sencilla, primaria, analfabeta, pero ¡¡¡Dios!!! Qué gran mujer para mí. Rosario Rodriguez Martinez, hija de la señora María y del señor Julián. Supo criarme como una madre, enseñarme modos y formas que aún hoy, me sirven en la vida. Vigilar mi sueño febril, a los pies de mi cama, muchas noches y orientar mis actitudes en los difíciles años de la pubertad. Fue para mi como una magnífica madre y gran parte de lo conseguido en mi vida, si algo he conseguido, se lo debo a ella. Rosi, para mí siempre fue Rosi, cien años que viviere, no podría agradecerte todo lo que te debo. Estremereña de pro, estoy convencido que desde la Luz del Padre, sigues iluminando mi caminar.

José Balboa Rodriguez es un hombre agradecido a Estremera, donde inició su ser de CAMINANTE

Un breve discurso

EL CAMINANTE VISITA EL PALACIO PRESIDENCIAL EN PANAMA

Voy intentar reproducir, lo mas fielmente que me sea posible, el pequeño discurso que pronuncié ante la Primera Dama de Panamá, Doña Marta Linares, en el Palacio de las Garzas, con motivo de la visita que hicimos acompañando a la Agrupación de Gaitas del Concello de Beariz.

Como bien se puede entender, previamente escribí unas breves palabras, puesto que se nos había comunicado que Doña Marta, esa mañana, tenía una agenda muy apretada. Nos recibió en el salón Amarillo y cuando su Secretaria le dijo que un miembro del grupo quería en nombre de todos, expresarle su agradecimiento por recibirnos, comencé la lectura de lo escrito en mis folios.

Leo: Gracias Distinguida Señora, Doña Marta Linares, por recibirnos en esta su casa, teniendo que hacer un reajuste en su agenda, en un día en el que le falta tiempo para atender los compromisos que la Primera dama tiene contraidos. Encarto los folios, dejo de leer y sigo. Permítame Señora que, con todo respeto, deje de leer lo que con tanto esmero preparé y permita a mi corazón que se exprese diciéndole lo que su Ilustre persona le inspira. Cuando uno la mira a sus ojos, Señora, sabe que se encuentra ante una gran Dama y echando mano del acerbo cultural de la sabiduría popular, a la que pongo algo de mi sentir en estos momentos le diré: Siempre detrás de un gran hombre hay…..Perdone Señora que modifique un poco el sentir popular y con mas justicia en este caso diga: Al lado de un gran hombre hay una gran mujer. Y siguiendo con el aporte de las citas que son fuentes de alimentación para la mente y el espíritu, permítame que tome del libro mas grande que conocieron los siglos una sentencia en la que V. Señora y su Marido, el Presidente de la República de Panamá, estan fielmente reflejados: Por sus obras los conocereis. Los hombres pasan pero sus obras prevalecen.

De nuevo, muchas gracias, Distinguida Señora por recibirnos y, de alguna manera servir de estímulo a estos jóvenes aficionados, algunos de ellos ya profesionales, ejerciendo sus titulaciones, los hay farmacéuticos arquitectos, ingenieros, otros estudiando y que sus tiempos libres los dedican a una actividad tan bella como es cultivar la tradición musical de nuestra tierra, un pueblecito muy bello en el corazón de la verde Galicia.

Y no sería honesto conmigo mismo, Señora, que, llamándome Balboa, no hiciera mención al hombre que hace mas de quinientos años años, fue el primer europeo que recorrió el istmo de Panamá y vió las azules aguas del Oceano Pacífico. Aunque para mí, siendo esa una gesta que admiraron los siglos, para mí, digo, lo mas bello que hizo Balboa fue enamorarse de una bellísima princesa, hija del Cacique Careta y no separarse de ella hasta el último día de su vida. Nosotros Distinguida Señora, le puedo asegurar, después de haberla conocido, que también dejamos en estas benditas tierras un trocito de nuestro corazón. Gracias, una vez mas y que el Dios en el que creo la llene a V. y a su marido, de felicidad. Muchas gracias.

¡¡¡ FELICITAME !!!

Este año es mi vigésimo quinto  aniversario. Yo,  O QUINCE, cumplo un cuarto de siglo, sirviendo a todos. A los que me leen y a los que espero que terminen leyéndome, para satisfacción mía y descubrimiento placentero para  ellos. Un cuarto de siglo. Se dice pronto, pero es un camino que hay que recorrer y hacerlo con ilusión, como yo lo he realizado y quiero seguir haciéndolo, es algo que se debe valorar. Tal vez por esa experiencia me permito la libertad  de pronunciarme en algunos aspectos que desde una juventud más bisoña, sería osado hacer.

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El caminante mira un momento hacia sus adentros

Desde mi Atalaya


Esto escribía hace algún tiempo sobre uno de mis nietos. Hoy, ya le han dado el título de Médico y está preparándose para hacer el Mir. Quiere ser Dermatólogo. Estudia 11 horas diarias para conseguirlo. No lo pongo como ejemplo, como abuelo, pienso que lo debo hacer, igual que lo haré de cualquier otro joven que muestre esas actitudes para conseguir un mundo mejor.
Fotos de Roma 047
Es bueno, de vez en cuando salirse del bosque para avistar mejor los árboles. Algo por el estilo intenta hacer el Caminante en este primer día de Otoño, que confiamos arregle un poco los desaguisados que el seco Verano, nos dejó.
Es fácil caer en los tópicos que continuamente nuestro cotidiano vivir, nos ofrece. Alguien hace algo, inmediatamente aparece quien sentencie, “ No, ya se veía venir”. Un político comete una fechoría, y al instante aparece el que da el veredicto “Si son todos iguales”. Un joven realiza un acto propio de su juventud, y antes de terminar de hacerlo, ya esta en la escena, el perfecto que nunca pecó “No tienen vergüenza, la juventud está perdida” Ni nadie es vidente, ni todos los políticos son corruptos, ni la juventud ha perdido el Norte. Es cierto, como decía mi padre, que, “Donde hay burras potros nacen”. Pero de ahí, a los presagios de los pájaros de mal agüero, hay un espacio sideral.
Es Humano, tiene todos los defectos que adornan a los jóvenes. Comiendo, es mejor no mirarlo, porque su glotonería, no tiene parangón. Es brutote, como casi todos los jóvenes de veinte años. Es poseedor de la Verdad. Los demás se aproximan, pero la suya es la mas cercana, la mas válida. Ya de niño, desprendía un algo que cautivaba. Su tierno sonreír, su franco mirar, no sabría decir lo que era, pero sí es cierto que todas las mujeres querrían tener un Pablo.


Sí, hablo de Pablo López Balboa, el segundo de mis nietos, en edad. Pablo cumple en estos días, veinte años, es alto, fuerte, como dicen ahora, un armario. Juega futbol Americano, en un equipo de la liga Nacional, Los Osos de Ribas. Entrena todos los días y se somete a la disciplina del club, en todo aquello que el ejercicio de esa actividad deportiva exige. Bastantes horas semanales. Estudia cuarto de Medicina, con notas muy satisfactorias, entre notables y sobresalientes. Prácticas propias de la carrera, bastantes fines de semana. Da cursos de magia y prestidigitación, con notables avances, hasta tal punto que ya hace sus pinitos cuando le requieren para algún colegio, cumple años de niños o eventos del estilo, sacando sus dineritos, para sus gastos personales. Estudia, séptimo de piano, y puedo asegurar que, ver sus manos acariciando las teclas del piano, interpretando a Juan Sebastián Bach, Mozar o cualquier otro genio de la música, es como contemplar el revoloteo de un bando de mariposas, intentando posarse sobre las flores del jardín. No es ningún superdotado, ya de niño, cuando alguien decía “ Qué niño mas inteligente”. El respondía: No Señora el inteligente es mi hermano. Pero nadie le puede negar su capacidad de lucha, de distribuir bien los tiempos, rentabilizando cada minuto de su vida. Por supuesto que dedica los momentos propios de la edad, a la diversión.

Fotos de Roma 084

Vivimos en una sociedad muy compleja, con permutas tan inesperadas y repentinas que se hace muy difícil hacerle un seguimiento minucioso, pero esencialmente, tenemos la mala costumbre de solo poner nuestros ojos, en los aspectos negativos e ignorar todo lo que de positivo nos rodea. Hay fermento suficiente para convertir en sabroso pan, toda la masa que tenemos en la artesa. Solo hace falta conjugar bien los elementos que la componen.

Mi primer saludo

Buenos días.

Hoy día 29 de agosto de 2015, a las 14 horas 34 minutos, me inicio en una nueva aventura, abriendo un blog, donde quiero ir subiendo todo lo escrito, o por lo menos, lo que pueda interesar a mis lectores; si consigo alguno, eso está por ver.

Es el encanto del escritor, no saber si escribe solo para él o tiene la suerte de que alguien le lea.

Gracias desde ya